Actualmente existe una imagen generalizada de las hadas como seres pequeñitos, con alas, lindos y bondadosos. Sin embargo, el folclor de antaño y la sabiduría de nuestros abuelos señala que las hadas no son esos personajes que productos comerciales como los de la empresa Disney nos han hecho creer. Las hadas en su origen asustaban, eran temidas y resultaban temibles para aquellos que se encontraban con ellas.
Hasta hace un siglo la gente no pensaba en esforzarse para hacer contacto con ellas, o en ir al bosque o cultivar un jardín para traerlas. Al contrario, se realizaban muchas estrategias para ahuyentarlas y para estar lejos de su presencia. Esto obedecía a que su naturaleza no se asemejaba a la humana. Eran seres enigmáticos, a veces horribles, a veces hermosos, pero de naturaleza contradictoria. Nadie podía saber con certeza lo que su encuentro provocaría. Podrían ser benignas o tal vez malignas. De tal forma que más valía ser prudente y alejarse sigilosamente de su encuentro.
Sin embargo, hoy en día muchos partidarios de lo que yo llamo "teoría elemental" proceden a asegurar que estos seres son buenos, hermosos, de naturaleza gentil y graciosa, incapaces de hacer mal. Y sin más desechan y desacreditan los cuentos e historias que los abuelos nos legaron. "El folklor está equivocado" decía una partidaria de la propuesta New Age -la misma que ha hecho tanto daño al conocimiento y a la salud mental de millones-. Aquella mujer aseguraba"Las hadas son elementales, son seres amistosos, llenos de amor y bondad para nosotros, el folclor está equivocado". La mujer realizaba esta afirmación partiendo de lo que aprendió en cursos de aquellos que enseñan a contactar por medio de rituales y mucha sugestión con supuestas hadas. Así echan por la borda cientos de años de convivencia y sabiduría de nuestros ancestros con el mundo mágico, el cual no tenía que ver con la fantasía comercial y comercializable.
Si bien puede parecer lindo el mundo de los rituales nueva y de las hadas como producto consumible por el público infantil, la verdad es que no se semeja a las costumbres antiguas y a la sorprendente convivencia de los ancestros con los feéricos.
Los feéricos, mal llamados ahora "elementales" son seres cuya existencia está demostrada por su persistente presencia en las historias de todo el planeta. Prácticamente donde existen los seres humanos existen los seres feéricos. Se les llama elementales debido a una mala interpretación de supuestos estudios adjudicados al alquimista, astrólogo y médico suizo Paracelso (1493-1541). Pero su naturaleza, como habitantes de historias, testimonios y leyendas nos hace suponer que persisten y persistirán siempre unidos a la conciencia humana. Pensarlos como hadas pequeñitas volando de flor en flor es faltar al respeto a nuestros ancestros, alejarnos de la verdad y dejarnos engañar.
Los abuelos hablan de su presencia en los confines de los bosques, en las selvas, en los mares tranquilos o enfurecidos, en los cielos, en las montañas nevadas, en los pueblos, en un rincón oscuro de la casa, en un parque a oscuras. Sin la menor posibilidad de demostrar que sus testimonios y experiencias son ciertas, en el mundo de la poesía y la imaginación habitan estos seres, en el mundo del inconsciente colectivo, en la conciencia de la tierra.
Antes que realizar rituales para contactarlos habría que acercarnos a lo que los testigos contaron y cuentan y así entender que estamos ante uno de los fenómenos más prodigiosos de la mente humana, la capacidad de vivir y percibir lo mágico.
Patrick Harpur. (1995) Realidad Daimónica. Colección Imaginario Vera. Ediciones Atalanta. ISBN. 978-84-943770-0-6
William Butler Yeats. (2007) El Crepúsculo Celta: mito, fantasía y folclore. Ediciones Obelisco.ISBN: 9788497773621


No hay comentarios:
Publicar un comentario