Hace unos días recibí la bien intencionada recomendación por parte de un amigo de abandonar mi trabajo como psicóloga Neo Junguiana afirmando que si me dedico a esto debo olvidarme de mis credenciales como investigadora y científica. Lo interesante es que siendo el un "científico" me comentó que su propio padre tuvo en su pueblo una experiencia "paranormal" al ser testigo de la presencia de las llamadas "lavanderas". Estos espíritus presentes en diversas culturas (como en el caso de las lavanderas españolas de la mitología asturiana y gallega) son una especie de fantasmas de mujeres que lavan ropa. En Galcia y Asturias se refiere a ellas como mujeres que lavan la ropa a orillas de algún rió, lo mismo sucede en México con la variante de que también existen lavanderas de ciudad que lavan la ropa en los lavaderos de alguna vecindad bien entrada la noche, y desaparecen a los ojos de algún testigo, demostrando con ello su naturaleza fantasmal. Sin embargo y a pesar de que era su propio padre quien afirmaba haber sido testigo de estos fantasmas, mi amigo descalificaba la percepción de su padre y el hecho en si, por ser "no científico". También me descalificaba a mi por tratar de dar una explicación a estos fenómenos cuando lo prudente, por el bien de mi imagen pública era desacreditarlos a priori. Sin embargo, mi amigo se sorprendió cuando le dije que existen maneras de abordar de forma científica estos fenómenos.
Seres del imaginario popular mexicano.
Ilustrado por Isreal Barron
El problema real no es estudiar los fenómenos del imaginario popular, el problema es quien los aborda. lamentablemente se ha desacreditado a los estudiosos del folclore debido a la presencia de supuestos investigadores, la mayoría comunicadores, que ven en el amarillismo sobrenatural una mina de oro. También los hay que generándose un show y convirtiéndose en verdaderos payasos del espectáculo desacreditan la posibilidad de un abordaje que reivindique este campo de investigación.
Seres del imaginario popular mexicano.
Ilustrado por Isreal Barron
Después de todo el problema se debe al desconocimiento de una metodología adecuada, y a la falta de financiamiento para el desarrollo de este tipo de trabajos. Pero no podemos culpar a una multitud de supuestas brujitas, supuestos investigadores elficólogos, fericólogos, ufólogos, criptozoologos solo por no ser científicos acreditados. Pero si debemos entender que el producto de su investigación es mero entretenimiento. En ese sentido es responsabilidad de el receptor poder determinar que cosa es investigación valiosa y cual es basura. Sin embargo, para un área de conocimiento tan poco conocida en su contexto científico, es claro que la chatarra es la que abunda y se coloca en el mismo saco a una producción de calidad, con la producción barata. Tema aparte es el engaño que generan los supuestos investigadores cuyo fin es solo venderse ellos o sus productos chatarra. Así, es más fácil inventar falsos fantasmas, falsas momias, falsos duendes, que descubrir en los testimonios antiguos o presentes algún conocimiento valioso pero mucho menos impactante.
Seres del imaginario popular mexicano.
Ilustrado por Isreal Barron
Pero ¿Puede abordarse el mundo del imaginario popular de manera científica? el campo de estudio del imaginario popular corresponde a las ciencias sociales, son los historiadores, antropólogos, psicólogos, lingüistas y filósofos quienes lo abordan. también los pedagogos y educadores. Lamentablemente las ciencias sociales han sido descalificadas por muchos investigadores de las ciencias duras incapaces de comprender que es imposible recurrir a las mismas metodologías.
Los seres imaginarios como objeto de estudio permiten entre otras cosas conocer la ideología, los temores, las interpretaciones de la realidad y los conflictos u alegrías de los pueblos. El fenómeno "Chupacabras" ligado por ejemplo a la crisis de 1992, o los supuestos seres críptidos del Cerro de la Estrella, supuestos responsables de la muerte de media docena de personas (siendo los perros callejeros absueltos de tal responsabilidad) nos hablan más del contexto económico, político y social que de la presencia extraterrestre.
Desde mi punto de vista los seres del imaginario popular don productos de la mente colectiva, pero además son producto de un contexto histórico y político específico sin dejar por ello de ser también arquetípicos. Es decir, los seres del imaginario popular son las representaciones de la ideología de un pueblo. Esto podría no explicar su presencia aparentemente física, pero la percepción podría mostrar como físico algo de naturaleza mental.
Selene según la mitología griega, muestra de que los mitos se configuran tambien en contextos históricos específicos.
El hecho de que su naturaleza sea mental no les hace irreales, pues los fenómenos mentales tienen también su propia existencia objetiva. Tal vez se trate de representaciones colectivas de los sentimientos, pensamientos, percepciones e ideas de los pueblos. Esto podría explicar porque los seres mágicos en determinadas épocas y lugares parecen ser más peligrosos, evocando así los temores colectivos en contextos de violencia. Mientras que aquellos más benévolos podrían representar contextos más pacíficos.
Las hadas y los duendes en la actualidad representan valores humanos ligados a la protección de la naturaleza, en el pasado no tenían este importante papel político que tienen hoy.
¿Esto que afirmo debería decepcionar aquellos que sueñan con ver algún día un hada o un duende, o contactar un ángel? de ninguna manera, como seres fantásticos, como seres del imaginario popular tienen una existencia real. Así los ángeles como las hadas habitan en la literatura, en la obra del escultor, en la pintura y el pincel del pintor, en la narración oral, en la mente y los sueños de aquellos que creen en su existencia. Son representación de los mas altos valores humanos y en ellos se concretan como existentes y reales. Existen en la medida que son la forma en que se manifiesta el pensamiento positivo, gentil , artístico y amoroso del ser humano para y en su existencia.

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