martes, 14 de noviembre de 2017

El duende Ateteo


Cuando estudias psicología y enfrentas los testimonios de la población mexicana respeto al imaginario popular un marco teórico en el que se considere como patología la cosmovisión mágica de nuestro país no es el mejor referente para entender el inconsciente colectivo y los imaginarios locales. Más aun cuando es tu propia madre quien, siendo perfectamente sana y sin presentar una patología afirma haber tenido un encuentro con un ser fantástico. ¿Ficción literaria? ¿Imagnación? lo cierto es que me atrevo a afirmar que el 100 por ciento de los mexicanos tenemos un pariente que afirma haber tenido un encuentro con lo sobrenatural y al menos el 90% de los mexicanos jóvenes niegan haber sido testigos de aquello que para nuestros abuelos era parte de su vida cotidiana. Es como si a partir de la revolución tecnológica ligada a los medios de comunicación y al internet lo sobre natural hubiese disminuido su presencia en forma radical, o tal vez, como señala el Investigador Tommas Xicale, en la actualidad las personas tienen su percepción demasiado concentrada en su móvil e indiferente al medio que les rodea. Pero hastta hace unas cuatro cinco décadas atrás, en los pueblos y en las ciudades se hablaba de fantasmas, espectros y sombras. La llorona aun recorría las calles de los poblados y el mundo de los seres imaginarios los convertía en presencias de la vida cotidiana. Mi posición respeto a su existencia es la de que se trata de fenómenos de la mente. Yo misma, de niña vi un ser sombra y como adulta y experta psicóloga considero que esta fue una producción de mi mente infantil ligada a la mente colectiva. Esta es la historia del ser mágico que vio mi madre. Desde aquel encuentro nunca más volvió a ver algo así. Mi posición como partidaria de la ciencia me hace descubrir que simplemente existen fenómenos para los cuales debemos construir marcos teóricos más adecuados. Miles de personas fueron testigos en el pasado de este tipo de  eventos sin que se les catalogara de enfermos mentales, pues se aceptaba lo mágico como parte de la vida cotidiana. Con el deseo de reivindicables y señalando la necesidad de entender estas presencias en forma científica contaré la experiencia de mi propia madre:
En los años ochentas, en la Unidad Azcapotzalco de México DF, mi mamá vio un extraño ser que al parecer se corresponde con un Ateteo, es decir, un duende acuático que habita el centro de México.
Por supuesto estos seres son parte del imaginario popular de México. En los estados mexicanos de Puebla, Tlaxcala, y en Ciudad de México se dice que habitan los lugares donde corre el agua. Esto es en ríos, pequeños lagos, ojos de agua, y pozos.
Se les describe como pequeños, (a veces tan pequeños que son milimétricos, a veces de 15 cm, a veces de 30 cm y otras de hasta un metro de altura). Este asunto de la variedad de tamaños es muy común en los duendes de todo el mundo, por eso no es extraño que los Ateteos tengan diversas formas y tamaños. Si, también los testimonios sobre ellos llevan a pensar en que se presentan de distintas formas. Tal vez tenga que ver más con la mente del testigo que con el mismo duende la forma que adoptan.
Pues bien, ¿porque pienso que el ser que vio mi mamá era un duende Ateteo?
Porque en aquellos años, la Unidad del Rosario Azcapotzalco era prácticamente nueva, construida sobre un ejido y muy cercana a un río. El rió corría tan solo a calle y media de mi casa. Porque además estaba obsesionado con molestar a una chica en edad de la pubertad (si, justamente la transición entre niña y adolescente, esas edades que tanto atraen a los duendes). Porque el ser lanzaba piedras, molestaba y tenía comportamientos muy similares a los de los duendes. Y porque en aquella colonia otros vecinos comentaban acerca de la presencia de los duendes.
Aquel pequeño duende se convirtió en uno de los motivos que me llevaron a investigar el mundo de los duendes. Siendo una científica, mi mente buscaba una explicación lógica desde la psicología y la antropología a aquel encuentro el que estoy convencida de su veracidad, pues es mi mamá quien lo ha vivido, pero además, la investigación interminable me ha llevado a conocer testimonios de otros cientos de personas que dicen haberse encontrado con este mundo increíble de lo daimónico y lo feérico. Los detalles sobre este encuentro serán publicados por investigadores muy serios en torno a estos hechos, por ahora solo me resta comentar que se trata de un encuentro interesante por las características del ser, que por mucho tiempo me llevaron a tener dificultades para poder determinar que se trataba de una especie de duende, pues en algún momento lo consideré un pequeño demonio, un fantasma  e incluso un extraterrestre. Aquí adjunto un dibujo robot que realicé con la descripción que mi mamá hizo de esta criatura.

Mil Gracias a Issac Mora quien me animó a relatar este encuentro entre mi familia y el mundo feérico.

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