En los mitos antiguos los vampiros son en realidad la metáfora social del psicópata y del narcisista perverso. Incapaces de llamarles de otra manera, los antepasados que no contaban con un marco teórico en la psicopatología crearon mitos en torno al depredador psicológico y al parásito mental. Se trata de un primer intento por clasificar la personalidad de aquellos seres que incapaces de sentir empatía se convirtieron en los depredadores del genero humano.
El mito griego de Narciso es un primer intento de dibujar la personalidad del narcisista que enamorado de su propio reflejo es incapaz de ver la belleza del mundo, y muere ahogado en su propio ego. El agua y el reflejo en el agua simbolizan la percepción de la propia alma, en este caso narciso se ahoga en la fuente que proyecta su hermosura. Es una metáfora de la muerte de la autoestima cuando la invade el egocentrismo.
No es nada fácil tratar a alguien con trastorno narcisista. Es imposible hablar y intimidar con un ser que no puede mirarte, pues solo se mira a si mismo y que es incapaz de reconocer sus errores. El dialogo en una sola dirección se caracterizaba por el eterno yo, yo, yo, yo, yo. Con la comparación eterna entre sus actos y los de los demas en donde invariablemente el era el mejor. Lo que en realidad buscaba en los demás es la eterna confirmación de su omnipotencia. Luego de leer muchísimo sobre el tema encontré en el mito de narciso y en los mitos sobre los vampiros los primeros intentos de la humanidad por desvelar a una sección de la sociedad que bien podrían ser categorizados como los depredadores del resto de los humanos. Dividiendo a la humanidad entre empáticos y no empáticos, o entre productivos-productores y parásitos. En mi experiencia personal no tolero a los narcisistas. Conivir un par de meses con uno me generó una cierta inmunidad para la convivencia con ellos. Sin embargo, si puedo entender y ayudar a aquellas personas que caen en las redes de este tipo de depredadores.
¿Pero que son realmente estos vampiros psíquicos del folclore? Desde el punto de vista clínico y en relación a lo que aparece en los CIE´s y DSM el narcisismo es trastorno de personalidad que se caracteriza por las siguientes conductas:
1. Tienen un grandioso sentido de auto importancia, donde un pequeño logro es resaltado y señalado como mayor al de otros, aun cuando el logro de otras personas sea mayor.
2. Está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o
amor imaginarios. Piensa y sueña que alcanzará el éxito y la fama.
3. Cree que es "especial" y único. Piensa que solo personas de poder y status pueden relacionarse con él y comprender.
4. Exige una admiración constante y excesiva. Prácticamente exige pleitesía.
5. Es muy pretencioso y exige que se cumplan automáticamente sus expectativas.
6. Es interpersonalmente explotador, de naturaleza parasitaria abusa de los demás para sacarles provecho.
7. Carece de empatía, no siente lastima ni remordimiento. No le importan los sentimientos de los demás.
8. Envidioso crónico, se proyecta y asume que son los demás quienes le envidian, pero en realidad es él quien no soporta la felicidad y el éxito ajeno.
9. Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbios, a veces más o menos encubiertos.
10.- Se muestra como el ser perfecto, buen amigo, siempre a la moda, muy arreglado, muy guapo, pero la imagen que da al mundo solo compensa los vacíos existenciales que tiene por dentro.
Se considera que entre el 1% al 3% de la población mundial es narcisista y que este trastorno es más frecuente en los hombres. La personalidad narcisista se caracteriza por establecer vínculos crueles y utilitarios. Según algunos autores el narcisismo es el otro rostro de la psicopatía. A la manera de psicópatas integrados (no delinquen) los narcisistas en un primer momento encantadores pueden dejar ver su cara oculta como verdaderos monstruos del genero humano. El problema es que es su familia, su pareja o un amigo muy cercano la victima predilecta mientras el resto del mundo no pueden ver más que virtudes en estos seres oscuros y malignos. Se alimentan de energía, pero no entendida como algo mágico. Se alimentan de energía vital, es decir del deseo de vivir de sus víctimas.
En mi propia experiencia el contacto con narcisistas me permitió entender la maldad humana en su aspecto central, la incapacidad de la empatía, de sentir y comprender al otro. Se trata de parásitos que son capaces de arruinar la vida del planeta entero, o de una victima elegida por el simple placer de su engañosa importancia personal. Sin embargo dan un rostro al mundo a través del cual abanderan causas como la protección al medio ambiente o a los animales de la calle. En realidad el defender estas causas alimenta aun más su ego, porque recordemos su auto estima se encuentra lastimada o inexistente y lo que impera en ellos es el ego.
Así los vampiros de las leyendas toman forma y el rostro de personas integradas a la sociedad.












