martes, 27 de febrero de 2018

El adios del difunto

Pasaron 50 años, y aquella noche la presencia en forma de una sombra-silueta se mostraba en la habitación helada.  Diciembre de 2017, Puebla Mexico. En un instante aquel hombre se apareció frente a la testigo para luego desvanecerse dejando la habitación en el frio intenso. Aquella sombra a la anciana de 70 años le resultaba familiar, el novio de su juventud al que hacia medio siglo no había vuelto a ver, se le presentaba. Ella pensaba que se trataba de aquel hombre por el aspecto de la sombra, alto, fornido y de sombrero ranchero. La anciana intuyó que aquel hombre había fallecido y que simplemente se había despedido. En la juventud un amor dulce y lleno de bondad los había unido, y un mal entendido los separo pero nunca se habían olvidado el  uno del otro. Hay lazos de amor, que ni el tiempo, ni el espacio, ni la vida pueden romper. 

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