jueves, 18 de enero de 2018

La tradición de espantar a los duendes con las grocerías

Cuando niño, mi buen amigo "J.L." creció en la región de Los Tuxtlas, Veracruz México, por ello, su vida estuvo plena de hechos sobre naturales que se entre mezclaban con su educación como ingeniero. Entre los muchos hechos y anécdotas que me comparte me ha llamado la atención uno en especial.
       Foto: Pequeño Chaneque dormido en el lomo de un armadillo, Catemaco Veracruz. 
Autora: Isa Muñiz (enero 2017)

Yo ya sabía que en México existe la creencia de que los duendes y los fantasmas se ahuyentan delas casas si se les ofende con groserías. J.L. me contó que en su casa de Veracruz mientras estudiaba en sus años universitarios podía ver con el rabillo del ojo una presencia constante que, al voltear  y tratar de enfocar la mirada desaparecía. Así también escuchaba ruidos en la planta alta de la casa, y podía sentir que algo o alguien correteaba a su espalda, sobre todo cuando sentado en su mesa de trabajo estudiaba. Aquello le causaba cierto temor, por lo que acudió a "Don P" un brujo muy importante y respetado de Catemaco, Veracruz, quien le dijo "esos son chaneques*, los hay buenos pero también malos, ahuyentarlos es muy fácil, solo tienes que decir las peores groserías que te sepas". La siguiente vez que J.L. vio aquellas presencias con el rabillo del ojo comenzó una larga letanía de groserías; acto seguido aquellas presencias jamás volvieron. No me extraña, a nadie le gusta que le ofendan.

Agradezco al ingeniero "J.L." por su interesante testimonio en una entrevista realizada el lunes 8 de enero a las 19:00 horas. 
* Chaneque es un tipo de duende mexicano que se dice que habita los estados de Puebla, Veracruz y Tabasco, según el folklore mexicano.

"Choqué con el diablo": Los imaginarios del mal y un choque con un daimón, testimonio.

El señor Néstor de mediana edad, viajaba en su bicicleta a las 5 de la mañana en el verano de 2017 rumbo a su trabajo. La vialidad estaba tranquila y mientras cruzaba la calle en alguna esquina cercana a la Colonia Prados Agua Azul de la Ciudad de Puebla, se topo cara a cara con el mundo daimónico.
Enorme, de color oscuro, y con dos ojos rojos que brillaban , algo o alguien chocó con gran fuerza contra de él. Parecía medir más de dos metros y apareció de la nada y a gran velocidad impactando contra el hombre y su bicicleta. Segundos antes el señor Néstor había mirado en todas direcciones y aunque era de madrugada y estaba oscuro, no había señales de nada extraño. De manera repentina aquel ser se había manifestado en una loca carrera en la que había chocado con el Señor Néstor. No había ningún motivo aparente para el encuentro, tal vez la simple y absurda casualidad, como simple y absurda era la presencia del extraño ser al que el señor Néstor refería como la vivida presencia del diablo en su camino.

La caída le llevó directo al hospital con dos fracturas. Aquel ser, aquella sombra oscura, se había manifestado físicamente. Para el señor Néstor esa no era una visión, no era una alucinación. Había sido físico, duro, oscuro, enorme, veloz.
Meses más tarde las fracturas sanaban y sintiéndose 90% recuperado comentaba que se le había aparecido el diablo en su camino, sin ninguna razón aparente.
Comentando aquel hecho con los investigadores de una prestigiosa universidad, especialistas todos ellos en los estudios antropológicos, nos preguntamos si aquellas manifestaciones -hoy relativamente recurrentes en México- podrían estar vinculadas a la presencia de los imaginarios del mal provenientes de contextos de violencia. Lo interesante en este caso es que el testigo ha vivido un choque con un imaginario, es decir, para ser imaginario a sido muy duro. Los presentes en la conversación nos miramos, podríamos discutir al respecto y especular, pero aquella manifestación nos hace entender que existen espacios y momentos en que la manifestación física de los que creemos seres no físicos por provenir del mundo de las ideas y las creencias, nuevamente nos asombra.

Agradezco al testigo -que aquí he llamado Nestor- la entrevista que me ha obsequiado.

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